¿Por qué suscribirme a Inteligencia Natural?
Las últimas estadísticas del Efecto Flynn lo dicen casi a gritos: la capacidad cognitiva de la humanidad está en el nivel más bajo de su historia. Causas posibles: sobrecarga de información, estancamiento intelectual, dependencia de las máquinas.
Tenemos dispositivos más potentes, pero una memoria más débil. Un chatbot puede darnos consejos de vida y tomar decisiones por nosotros. Cada vez son menos los procesos de pensamiento y reflexión que no están capturados por la lógica de la automatización y el rendimiento. ¿De verdad tenemos poder sobre lo que pensamos, sentimos y hacemos?
La promesa de este newsletter es tan grande como cualquier discurso electoral: liberarnos del robot en que nos quiere convertir el capitalismo cibernético.
El último viernes de cada mes recibirás este boletín en tu correo electrónico, con textos originales y sugerentes que exploran nuevas formas de entendernos a nosotros mismos y de interactuar con el mundo que nos rodea. Aquí ensayaremos nuevos marcos de interpretación, desafiaremos suposiciones y aportaremos ideas que inviten a la reflexión sobre asuntos reales que impactan nuestras vidas cotidianas.
Cuando sea necesario invocaré a las mentes más brillantes que encuentre a mi alrededor; otras veces traeré libros, artículos, videos y películas para entender las cosas con la profundidad que haga falta. La constante –y podemos llamarle ahora línea editorial– será el compromiso con un método lento y visceral que antes de la chatgptzación del lenguaje era apenas una rutina solitaria: poner en juego las proteínas crudas de la inteligencia humana.
No esperes “contenido” optimizado ni bullets con sintagmas proverbiales y consejos sin alma, al mejor estilo de las versiones gratuitas de ChatGPT. Este juguete cognitivo, absolutamente artesanal y humano, está diseñado con un solo propósito: que pienses con originalidad y lo reexamines todo. Es, digamos, un artefacto mitad revista mitad laboratorio filosófico cuya única instrucción es sacarnos del bucle del sinsentido cotidiano a punta del placer de pensar y repensar.
A veces escribiré ensayos narrativos sobre temas de actualidad, otras veces lanzaré cartas personales con límites borrosos entre la esperanza y la amargura. Mi intención (y ahora hablo por mí, no por el juguete cognitivo) es nutrirnos como un enjambre de humanos curiosos que están aprendiendo a convivir con las especies y las máquinas en el ojo de un huracán de estímulos.
¿Cómo sé si este boletín es para mí?
Hay indicadores sutiles:
Si tu sueño húmedo es delegar más y más tareas humanas a un robot privado, si tomas alrededor de 20 gotas diarias de Valeriana como terapia ocupacional, si tienes que vaciar el spam del correo en las mañanas y en las tardes, si te persiguen las cookies y los algoritmos como perros de caza, si no puedes dormir porque crees que tus dispositivos te espían, si los términos “Libre Mercado” y “Estado de Bienestar” te suenan convincentes todavía, si has dicho la palabra tóxico en las últimas dos semanas, si ves en la automatización, los hongos alucinógenos o los brotes psicóticos de TikTok las respuestas a tus preguntas existenciales…
Sí: estás en la mira de la inteligencia artificial del capitalismo tardío.
Y sí: te caería bien una dosis de Inteligencia Natural.
¿Quién escribe aquí?
Zakarías Zafra (Venezuela, 1987). He escrito para The Washington Post, Letras Libres y la Revista de la Universidad de México, entre otros medios de América Latina y Estados Unidos. Tengo un Máster en Literatura Latinoamericana y he cursado estudios de Periodismo y de Narrativa de No Ficción (Universidad Nacional Autónoma de México). Me interesan las escrituras híbridas, el ensayo, la crónica y la novela. Mi libro más reciente es Turbio, publicado por Sudaquia Editores en Nueva York.
Vivo en la Ciudad de México, me gano la vida como escritor fantasma y dirijo un despacho de servicios editoriales con casi una década de existencia. Fui uno de los 34 jóvenes escritores reunidos en el libro Nuevo país literario, publicado en 2016 por el Fondo Editorial Banesco en Venezuela. Ese mismo año emigré y desde entonces, como por obra de la ironía, no he vuelto a pisar mi tierra.
¿Y todo esto es gratis?
Sí. Antes de la plata (la lana, la guita, el biyuyo), el disfrute.
Quiero en algún momento pagar facturas con esto –no voy a mentir–, pero por ahora lo haremos gratis. O, en todo caso, a cambio de la moneda más valiosa del capitalismo cibernético: tu atención y tu disposición a invitar a otras personas como tú.
Si quieres dejar una donación espontánea como muestra de tu apoyo a este espacio, puedes invitarme un café aquí:
