En el principio, antes de las máquinas, era la inteligencia
Una misiva de bienvenida a este juguete cognitivo que llamaremos Inteligencia Natural.
Atreverse-se
La vida puede ser una rutina sin alegría. El sinsentido al que nos ha arrastrado el capitalismo tardío puede convertirnos en robots (cuya etimología, por cierto, es servidumbre). Un gran antídoto es abrir la mente a nuevas ideas, descubrir o explorar otros sentidos de eso que nos rodea, cuestionar la realidad (sí, la realidad también es una simulación; una ilusión muy persistente, como decía Albert Einstein) y atreverse a ensayar nuevos marcos de interpretación. Atreverse no es solo lanzarse en bungee de un puente de 50 metros de alto o confesar que te gusta Bad Bunny en un coloquio de Semiótica. Atreverse también es preguntarse: ¿y qué tal que este mundo es una versión degradada de otro mejor? ¿Y qué tal si todo no es chamba-consumo-falta-consumo-chamba como quieren decirnos?
No, aquí no odiamos a los robots. Los amamos como amamos a los árboles: sin querer ser uno de ellos. Dice Jacques Lacan: «sólo podría llamarse alma lo que permite a un ser —al ser que habla, para darle su nombre— soportar lo intolerable de su mundo, lo cual la supone ajena a éste, es decir, fantasmática». ¿Qué si pudiéramos ir descubriendo la programación de ese pequeño chatbot que nos dice todas las mañanas: levántate, trabaja, compra, trabaja, duerme? ¿Qué tal si, como a la Inteligencia Artificial, pudiéramos darle un nuevo prompt a la cabeza para obtener un resultado diferente?
¿Quién soy yo?
I’m only human, como dice la canción. Y es bueno recalcarlo, porque estaremos moviéndonos de la mano –y a la vez luchando contra– la Inteligencia Artificial.
Soy Zakarías Zafra, un autodidacta impenitente, devorador de conocimientos y referencias muchas veces sin orden, como el deseo. Así que no me pidan fuentes estables ni credenciales académicas (es una de las ventajas de «ser escritor»). Me obligaron a estudiar administración, luego yo me obligué a estudiar periodismo y literatura, luego estudié teología, antes estudié piano clásico (académico) por 10 años, quise ser musicólogo, quise ser jazzista (no lo logré), quise tocar en una Big Band (lo logré, a medias), tuve un programa de radio, dirigí programas de cultura municipal con resultados regulares, emigré, escribí en revistas y periódicos arrechísimos, me encerré en mi casa y engordé por un duelo, me casé, tuve una hija, monté una consultoría editorial en México (sí, vivo de los libros), estoy intentando estudiar filosofía y ahora escribo este boletín para ti.
¿Qué puedes esperar de Inteligencia Natural?
Comentarios, opiniones, curiosidades, descubrimientos, lecturas que pueden interesarte, ensayos breves que inviten a la reflexión. Aquí compartiré algunos textos personales que tal vez jamás publique, las playlists que escucho, las películas que veo, retazos literarios fallidos, posts demasiado polémicos que por la dictadura de lo políticamente correcto terminaron en el depósito de la casa.
Le pedí a la Inteligencia Artificial que me hiciera una frase atractiva para este pitch. De todo lo que me lanzó, me quedo con esta:
«Para pensar fuera de la caja, primero hay que entender dónde está la caja. Las paredes de la caja te muestran los límites de tu pensamiento». ¿Qué tal?
Por eso, en cada entrega, además de mis textos, le voy a ceder un espacio a la Inteligencia Artificial para que escriba una columna: The Review of Thoughts. La autora invitada se llamará Cory Mandefoy y nos dará una perspectiva interesante sobre los temas cada vez que se lo pidamos.
Por si aún no la han probado, la I.A. depende de prompts o comandos para funcionar. Y ahí es donde entro yo, el humano. La calidad del prompt dictará la calidad del resultado de la exploración. Así que me voy a atribuir un cacho de la autoría del robot y de su posterior edición.
«Nuestras colecciones de ilusiones cambiarán por completo su perspectiva del mundo». Esta frase también la escribió la Inteligencia Artificial. La deseché por pretenciosa. Pero, en el fondo, tiene algo de verdad y es cónsona con lo que yo quiero hacer en este boletín: despertar la curiosidad y compartir ideas interesantes de forma divertida, lúdica y, a veces, tonta.
¿Cuándo serán las entregas de este newsletter?
Serán siempre el segundo y el cuarto viernes de cada mes. Recibirás los contenidos directamente en tu correo, así que lo único que tienes que hacer ahora para no perderte ninguna edición del boletín es suscribirte.
Una pequeña aclaración: Si este correo llegó a tu buzón inesperadamente, es porque en un pasado lejano te suscribiste a mi página web zakariaszafra.com. Decidí migrar a los suscriptores a esta plataforma, más amable y directa, para que pudieran seguir leyendo mi trabajo. Si quieres darte de baja, siempre podrás hacerlo con el botón más abajo. Si quieres quedarte, te doy la bienvenida por partida doble.
Estoy muy feliz de tenerte en esta comunidad de curiosos y rebeldes de la simulación que llamamos realidad. Aquí no habrá, como en la película, ni atol frío ni cabezas con plug-ins. Pero sí que habrá unas cuantas píldoras textuales para sobrellevar el sinsentido del capitalismo tardío y la hiperconexión.
Gracias por embarcarte en esta nave natural.
ZZ.